MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

jueves, 6 de diciembre de 2012

¿Miedo al Marxismo?


¿Qué será lo que tiene el “Marxismo” que tanto miedo despierta en la mente de los religiosos tradicionales? Acabo de leer un artículo en el semanario “La Iglesia ahora” donde le dedican dos páginas enteras a refutar y condenar al “Marxismo”. Debo aclarar desde el principio que el que escribe “no es marxista” pero eso no quita que deje de reconocer que el pensamiento de Karl Marx despertó las conciencias de los trabajadores de todo el mundo, su dignidad y sus derechos a recibir parte de las riquezas que ellos producen (plusvalía) y no solo para el capitalista-patrón explotador. Marx fue un filósofo como Platón, Aristóteles, Kant, Hegel y muchos otros de los cuales hemos alimentado nuestra “Teología”. Por ejemplo, San Agustín pasó su pensamiento teológico en la filosofía platónica; lo mismo que Santo Tomas con la filosofía Aristotélico-Tomista y nadie lo criticó por eso; sin embargo, cuando tomamos como “referencia” algún pensamiento marxista, algunos pegan el grito en el “cielo” (o en el infierno de su egoísmo) y empiezan a criticar y condenar.

 

Pero ¿Dónde estará el problema del marxismo? Dicen algunos que su planteamiento es “utópico”; es decir, imposible de realizar. Yo les pregunto: Y el REINO O proyecto de Jesús de Nazaret: ¿Acaso no es también “utópico”? Lo que para los hombres parece imposible, para Dios todo es posible; basta que tengas FE. Y eso es lo que falta en muchos que se llaman “católicos”; creyentes en la doctrina de Jesús. Dicen creer en el REINO pero en algo “abstracto”, muy bonito pero no creen que se pueda realizar; el enemigo los ha convencido de que eso es imposible (utópico) y por eso no trabajan para implantarlo en ésta tierra. Están convencidos que “ese reino no es para éste mundo”; interpretando al revés las palabras de Jesús a Pilatos: “Mi Reino no es de éste mundo”. Ciertamente el Reino de Jesús NO ES como los de éste mundo, sino distinto pero es “para este mundo” pues para eso Jesús vino al mundo, a cumplir con la Voluntad de su Padre: “Para que se haga su voluntad aquí en la tierra como en el cielo: Venga a nosotros tu Reino. Primero a nuestros corazones y después a nuestra familia, a nuestra sociedad, a la política, a la economía, a la cultura, a ésta vida.

 

Claro está que par nosotros los Cristianos (los que queremos seguir y cumplir las enseñanzas de Jesús el Cristo), “el fin no justifica los medios”, por lo tanto, usamos unos métodos muy distintos a los marxistas pero luchamos como ellos para que se le haga JUSTICIA a los trabajadores y pueda terminar así la “lucha de clases”. No puede haber PAZ VERDADERA en medio de tanta injusticia y explotación. La Paz es fruto de la Justicia, decía en una ocasión el profeta Isaías y Jesús nos invita a trabajar por la Paz luchando contra toda injusticia; no con espadas y ejércitos, es verdad, pero sí con su Santo Espíritu, con nuestra solidaridad al lado de los explotados y no de los explotadores. En el Reino no habrá “lucha de clases” por que en el Reino del Padre no hay clases ni discriminaciones de ningún tipo; ni pobres ni ricos, ni patrones ni obreros, ni explotadores ni explotados; todos seremos iguales y nadie tendrá que pasar necesidad. (Hch. 2, 44-47; 4, 32-36). Eso que parece una “utopía” ya lo vivieron algunos hermanos Cristianos de la Iglesia Primitiva.

 

¿No será por eso que se le tiene miedo al marxismo? No será que nos está despertando y echando en cara nuestra complicidad con los poderosos y explotadores de ésta tierra. Una Iglesia que no denuncia la injusticia y la opresión por miedo a que la llamen “marxista”, es una “iglesia vendida”. Necesitamos renovación y conversión. No le tengamos miedo al marxismo ya que nuestro ideal “utópico” es más radical que el de ellos. Lo que tenemos que hacer es luchar por la causa de Jesús hasta que EL venga a implantarlo definitivamente al final de los tiempos. Hay que demostrar que creemos luchando por lo que decimos creer; sino luchamos no creemos de verdad. Señor aumenta nuestra Fe en éste adviento. Amén

 

                                                                   Pbro. Pablo Urquiaga. Caricuao. (6/12/12)