Padre Pedro Pierre
Ya son más de cuatro años que el papa Francisco está en el Vaticano. Desde el principio anunció que emprendía una reforma de la Iglesia, tanto en su organización como en su pastoral. Ha encontrado mucha acogida entre la gran mayoría de los católicos, como también a nivel internacional. Las resistencias a los cambios vienen del clero, en particular de los obispos y cardenales más tradicionalistas y de los medios de comunicación comerciales. Para justificar sus opciones, el Papa afirmó que no hacía más que cumplir lo que había expuesto en la reunión de los cardenales cuando estos lo eligieron.
Acaban de salir del Vaticano dos altos responsables de la Curia Vaticana, o sea, el gobierno de la Iglesia católica. Por una parte, cambia al responsable del departamento de la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, muy tradicionalista y que era ya el secretario del papa retirado Josef Ratzinger cuando dirigía dicho departamento. No dudaba en manifestar públicamente su desacuerdo sobre las opciones del papa Francisco. Lo sustituye un arzobispo español y exrector de la Universidad Gregoriana de Roma, el jesuita Luis Ladaria, también conservador, pero a quien “no le gustan los extremos”.
También dejó el Vaticano el responsable de las finanzas, George Pell, para responder a un juicio por pederastia en Australia, su país de origen. Era el encargado de dirigir la reforma de las finanzas vaticanas. También él manifestaba su oposición a las orientaciones del papa Francisco. Parece poco probable que regrese a su puesto, ya que esta clase de juicio se dilata cierto tiempo y también porque tiene 76 años.
De esta manera, el Papa se rodea de personas que están más acordes a sus objetivos: principalmente “una Iglesia pobre y para los pobres” a la luz de las palabras y prácticas de Jesús de Nazaret. Anteriormente las tomas de posiciones de los papas eran más diplomáticas y se moldeaban al reinante sistema capitalista. El papa Francisco tomó claramente posición contra “este sistema de muerte”, calificándolo de “tiranía terrorista para los pueblos pobres”. Además, calificó a los movimientos populares en 3 encuentros como los primeros protagonistas de su sustitución. Sabemos también sus tomas de posiciones y gestos a favor de los migrantes: estos llegan a Europa por las guerras en el Medio Oriente y las hambrunas en África, dos situaciones provocadas por los gobiernos de Europa y Estados Unidos para controlar su hegemonía sobre las materias primas.
Ahora el papa Francisco ha convocado un Sínodo sobre los Jóvenes, o sea, una reunión de obispos: el Papa quiere “escuchar lo que piensan, viven y creen los jóvenes”, a fin de que la Iglesia pueda responder a sus mayores anhelos. El mismo Papa ha enviado a los jóvenes de todos los continentes un cuestionario cuyas respuestas conformarán el documento de trabajo de dicho sínodo.
Es de preguntarnos si la presencia del papa Francisco nos ha fortalecido para apoyar los cambios necesarios, tanto en la Iglesia como en la sociedad, a fin de lograr una vida mejor para todos.