Padre Pedro Pierre
A mi amigo Francisco que vino de este lado de nuestro mundo, le regalo mi burrito sabanero para que siga defendiendo a los pobres y atropellados.
A mis queridos jóvenes les regalo mi rebeldía para que construyan un Ecuador más equitativo.
A las mujeres discriminadas les regalo mi voluntad inquebrantable para que se hagan respetar en su dignidad soberana.
Al presidente Lenín Moreno le doy mi brújula para que confirme el socialismo del Bien Vivir de la Constitución de Montecristi.
A Alianza PAIS de Rafael Correa le regalo mis lentes para que destierren los errores que los llevaron a la ruptura del movimiento.
A Glas le regalo mi tenacidad para que sea testigo del arrodillarse de la justicia ecuatoriano frente a la (in)justicia imperialista.
A Pachakutik le regalo mi espíritu izquierdista para que no se case con banqueros ni empresarios.
A Trump le regalo un boleto gratuito, solo de ida, directo al infierno.
A los palestinos les regalo mi paciente impaciencia para derribar los muros y las casas que construye en su país el Estado fascista de Israel.
A los cubanos les regalo la dignidad perenne de Fidel para que resistan las embestidas del imperio de la muerte.
A los hondureños les regalo mi resistencia tenaz para que hagan frente al fraude nacional y a la demasiada tibia solidaridad internacional.
A los brasileños les regalo mis escobas para que barran las mafias que los gobiernan.
A los argentinos les regalo mis felicitaciones para que destierren a todos los sinvergüenzas.
A los venezolanos les regalo mis últimas fuerzas para que sigan construyendo el poder popular.
A los obispos ecuatorianos les regalo un “vale” de 365 pasajes diarios para que se inserten como “Iglesia en salida” en los sectores pobres de la ciudad y del campo.
A mis hijos más inquietos les regalo agua de guayusa para que mi pueblo no se quede dormido.
Mi última voluntad es que sean solidarios desde las causas de los pobres. ¡Feliz año 2018 a todas y todos con mi abrazo esperanzador!