MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

viernes, 4 de agosto de 2017

Luis Miguel Modino: Los obispos brasileños denuncian a un gobierno que sólo favorece los intereses del capital


Luis Miguel Modino
Corresponsal en Brasil

Los obispos brasileños han emitido una nueva nota, esta vez a través de la Comisión Episcopal Pastoral para la Acción Social Transformadora, en la que se posicionan contra la situación político social por la que Brasil está pasando y las actitudes de un gobierno al que no dudan en definir como aliado de los "intereses del gran capital".

La nota ha surgido de la última reunión de los obispos de la Comisión y cobra especial relevancia en estos días en que el Congreso está juzgando la continuidad del Presidente Temer, en un acto que muchos no dudan en calificar de pantomima.

En este encuentro los obispos brasileños han pretendido retomar las ideas de la Gaudium et Spes y de la Conferencia de Medellín, que, como recoge la nota, continúan siendo una respuesta válida "en el contexto de la actual transformación social", lo que debe provocar en la Iglesia una actuación frente a "las situaciones que generan sufrimientos humanos, con la misma compasión de Jesucristo".

Los obispos denuncian, con una actitud verdaderamente profética, "las muchas situaciones angustiantes de Brasil, entre ellas el desempleo colosal, la quiebra del orden democrático y la pérdida de la legislación laboral y social". No resulta tolerable, en opinión de la Comisión Episcopal para la Acción Social Transformadora, que el Estado se desentienda de su papel, que le obliga a "atender las necesidades y los derechos de los más frágiles", situación que se agrava en la medida en que, en lugar de realizar su verdadera misión, se dedica a favorecer "los intereses del gran capital", con la consiguiente "penalizando a los más pobres".

Al mismo tiempo que critica y condena la actitud del gobierno, la nota reclama una mayor implicación de la sociedad brasileña, que muchas veces asiste impasible a una repetición de situaciones macabras, pues como los obispos señalan "no seremos un país diferente sin superar la ingenuidad, la pasividad y la indiferencia".


Junto con esta llamada hacia la sociedad, no dudan en dirigirse hacia el interior de la propia Iglesia, de la que piden "valentía profética", y de la que esperan actitudes "en favor de nuevos rumbos para la sociedad brasileña, fundamentados en la dignidad humana de todos los ciudadanos y ciudadanas y del bien común". Asumiendo esas actitudes, será posible transformar "en esperanza las apatías y frustaciones de la sociedad brasileña".

En la nota de los obispos encontramos un nuevo instrumento que revela "el rostro misericordioso de Dios, defensor de la justicia en favor de los empobrecidos". Sin duda, la Iglesia tiene que ser una voz firme en una sociedad que promueve y favorece cada día más "nuevas formas de esclavitud".

Lo más sangrante de esta situación es que el mayor enemigo del pueblo brasileño hoy en día es su propio gobierno, actitud que los obispos, una vez más, han dicho no estar dispuestos a tolerar, pues eso les haría contrarios a la propuesta de Jesús de Nazaret.


Mensaje de los obispos de las Pastorales Sociales

"Yo vi... y oí el clamor de mi pueblo" (Ex. 3,7)

Nosotros, Obispos de la Comisión Episcopal Pastoral para la Acción Social Transformadora y referenciales de las Pastorales Sociales, de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), reunidos en Brasilia, en la Sede de las Obras Misionales Pontificias, los días 31 de julio y 1 de agosto de 2017, buscamos luces para la actuación de la Iglesia en Brasil frente a los nuevos desafíos de nuestra realidad, hoy.

Contando con la magnífica asesoría del Padre José Oscar Beozzo, nos inspiramos en el Concilio Vaticano II, particularmente en la Cosnstitución Pastoral Gaudium et Spes (Alegría y Esperanza), rescatando su apliaación en América Latina y el Caribe, a partir de la 2ª Conferencia Episcopal de este Continente, en Medellín, cuyo aniversario de 50 años celebraremos en 2018, reavivando y actualizando sus intuciones y compromisos fundamentales en el contexto de la actual transformación social.

Reconociendo que no hay ninguna realidad, verdaderamente humana, que no encuentre eco en el corazón de Cristo (cf. Gaudium et Spes, nº 1) entendemos que la Iglesia tiene como misión pastoral actuar frente a la globalidad de la realidad, particularmente las situaciones que generan sufrimientos humanos, con la misma compasión de Jesucristo.

"Para llevar a cabo esta misión, es deber de la Iglesia estar atenta en todo momento a los signos de los tiempos, e interpretarlos a la luz de Evangelio; para que así pueda responder, de modo adaptado en cada generación, a las eternas preguntas de los hombres acerca del sentido de la vida presente y futura, y de la relación entre ambas. Y, por eso, es necesario conocer y comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas y aspiraciones, y su carácter tantas veces dramático" (GS nº 4).


Claman al cielo, hoy, las muchas situaciones angustiantes de Brasil, entre ellas el desempleo colosal, la quiebra del orden democrático y la pérdida de la legislación laboral y social. El gobierno, en lugar de fortalecer el papel del estado, para atender a las necesidades y los derechos del los más fragilizados, favorece los intereses del gran capital, sobre todo financiero especulativo, penalizando a los más pobres, por ejemplo con la reforma de la previdencia, falsamente justificada.

No seremos un país diferente sin superar la ingenuidad, la pasividad y la indiferencia. Nos urge, por tanto, como Iglesia, realizar nuestra misión pastoral en profunda comunión, con valentía profética, promoviendo y fortaleciendo acciones comunes con todos los seres democráticos de este país, en favor de nuevos rumbos para la sociedad brasileña, fundamentados en la dignidad humana de todos los ciudadanos y ciudadanas y del bien común.

Interpelados por el Espíritu del Señor invitamos a nuestras comunidades eclesiales, los organismos del Pueblo de Dios, las personas de buena voluntad a instaurar acciones que transformen en esperanza las apatías y frustaciones de la sociedad brasileña, al final, como dice el Papa Francisco, el corazón de Dios es y continuará incandescente por amor a su pueblo (cf. Audiencia General del 26 de abril de 2017). ¡Así también, estén, hoy y siempre, nuestos corazones!

Que Nuestra Virgen Aparecida, a quien expresamos nuestra alabanza, en especial en este Año Mariano, nos inspire a revelar el rostro misericordioso de Dios, defensor de la justicia en favor de los empobrecidos, siendo signos e instrumentos de la acción liberadora y humanizadora de Cristo, frente a las nuevas formas de esclavitud de los tiempos actuales.

- Monseñor Guilherme Antonio Werlang, Msf