MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

domingo, 26 de abril de 2015

TODA LA VIDA AL SERVICIO DE LOS DEMÁS


Fray Marcos Rodríguez
Jn 10, 11-18

El texto que acabamos de leer está enmarcado en un contexto más amplio de polémica entre Jesús y los judíos (fariseos), después de la curación del ciego de nacimiento. Quien no entra por la puerta, es ladrón y bandido. Quien no es dueño de las ovejas, sino asalariado, no está dispuesto a dar la vida por ellas. No se trata de una propuesta anodina sino de una denuncia en toda regla. Todo poder que no se pone al servicio del pueblo es contrario a Dios. Hemos abandonado los relatos pascuales, pero no nos salimos del tema pascual. El único mandato que Jesús recibe del Padre es dar Vida.

No es verosímil que Jesús se declarara pastor de nadie. Este evangelio se escribió setenta años después de morir Jesús y nos cuenta no lo que dijo sino lo que aquellos cristianos pensaban de Jesús. Ellos sí se sentían dirigidos por Jesús e intentaban seguir sus directrices. En el AT el título se aplicaba a Dios o a los dirigentes. En tiempo de Jesús, el pastor era, casi siempre, el dueño de un pequeño número de ovejas, a las que cuidaba como si fueran miembros de la familia, incluso, cobijándolas bajo el mismo techo, llamándolas por su nombre propio. Es natural que así fuera, porque de ellas dependía el sustento de la familia.

La figura del pastor modelo está en contraposición con la figura del mercenario. El pastor que es dueño de las ovejas, actúa por amor y no le importa arriesgar su propia persona para defenderlas de cualquier peligro. El mercenario actúa por dinero, las ovejas le traen sin cuidado. En (4 Esd 5,18) dice: "No nos abandones como un pastor su rebaño en poder de lobos dañinos". La figura del lobo está en paralelo con la del ladrón y bandido, (de la que habla un poco más arriba) que arrebata y dispersa. Precisamente lo contrario de lo que hace Jesús, reunir las ovejas dispersas (11,52)

La imagen del pastor fue muy utilizada en el AT. Se aplicó a los dirigentes, muchas veces para llamar la atención de que no cumplían con su deber de cuidar como debían del pueblo. También se aplicó al mismo Dios que, cansado de los malos pastores, terminaría por apacentar Él mismo a su rebaño. La única idea original de Jn es la de dar la vida por las ovejas. Seguramente es una interpretación de la vida y muerte de Jesús como servicio a los hombres. Hay que recordar una vez más, que no se trata de un discurso de Jesús, sino de una manera de trasmitir lo que los cristianos de aquella comunidad pensaban sobre él.

Yo soy el buen pastor. No se trata de resaltar el carácter de bondad o dulzura. La traducción oficial devalúa la expresión. "Bueno" en griego, sería (agathos). (Kalos) significa bello, ideal, excelente, único en su género. Denota perfección suma. No se dice sólo de las personas (el vino en la boda de Caná (2,10). Pastores "buenos", puede haber muchos. Pastor ideal sólo puede haber uno. El tomar el evangelio que acabamos de oír como excusa para hablar de los obispos y de los sacerdotes como pastores, no tiene ni pies ni cabeza. La tarea de los dirigentes no tiene nada que ver con lo que nos quiere decir el evangelio.

El buen pastor se entrega él mismo por las ovejas. La vida (psukhên) se identifica con la persona. En griego existen tres palabras para designar vida: "bios", "zoê") y "psukhê". No significan exactamente lo mismo, y por eso pueden causar confusión. Psukhên significa persona, es decir, capacidad de sentimientos y afectos. "Tithesin" no significa dar, sino poner, o mejor, exponer, arriesgar. Como pastor excelente, Jesús pone su persona al servicio de los demás durante toda la vida. Jesús se desvive por los demás. Dice el DRAE: desvivirse: Mostrar incesante y vivo interés, solicitud o amor por una persona.

Es exactamente lo que queremos decir aquí de Jesús. La entrega de la vida física, es la manifestación extrema de su continua entrega durante su vida. Quien no ama hasta dar la vida no es auténtico pastor. El máximo don de sí es la comunica­ción plena de lo que él es. No se trata de que, por su muerte, se nos conceda algo venido de fuera. Se trata de que su Vida, puesta al servicio de todos, prende y se desarrolla en los demás. Darnos sin límites, será la prueba de que su Vida está en nosotros.

Conozco a las mías y las mías me conocen. No se trata de un conocimiento a través de los sentidos o de la razón. En el AT el conocimiento y el amor van siempre juntos. Ese conocimiento mutuo es una relación íntima, por la participa­ción del Espíritu. Esta reciprocidad nos lanza a años luz de la simple imagen de oveja y pastor. Este mutuo conocimiento-a­mor, lo compara con el que existe entre Jesús y el Padre. La comunidad de Jesús no es una filiación externa, sino una experiencia-vivencia de amor. No se trata de la pertenencia a una institución, sino de la unidad de ser y acción en el mismo Espíritu. El descubrimiento vivencial del amor de Dios al hombre lleva a dar la vida.

Tengo otras ovejas que no son de este atrio. Sitúa Jn su evangelio en el amplio contexto de la creación. De ahí deduce la visión universalista de la misión de Jesús. Los supuestos privilegios del pueblo de Israel, desaparecen. Ya en el prólogo habla de la "luz que ilumina a todo hombre". Nada que ver con creernos elegidos o pensar en un Dios propiedad exclusiva nuestra. Todas las religiones han caído en esa trampa; la nuestra ha sido la más exagerada en esa reivindicación de una exclusividad de Dios. "Fuera de la Iglesia no hay salvación". Aún hoy, la idea que tenemos de ecumenismo es raquítica; unirnos todos los que creemos en Cristo. ¿Para hacer frente a los adversarios de una manera más eficaz?

Un solo rebaño, un solo pastor. La ausencia de conjunción "y" o preposición "con" entre los dos términos, indica que la relación entre Jesús y el rebaño no es de yuxtaposición ni de compañía. Jesús como fuente de Vida es el aglutinante que constituye la comunidad como tal. No puede ser encerrada en institución alguna, ni nacional ni cultural ni religiosa. Su base es la naturaleza del hombre acabado por el Espíritu que da cohesión y unidad interior. Jesús no ha creado un corral (la Iglesia) donde meter sus ovejas, todos los hombres forman parte de su rebaño. Esto seguimos sin entenderlo, después de dos mil años.

La disposición a dar Vida, empalma estos relatos con el tiempo de Pascua que estamos celebrando. La raíz de la experien­cia pascual es que Jesús sigue vivo y comunica Vida a la comunidad. Como los primeros cristianos, nosotros tenemos la misma posibilidad de hacer nuestra esa Vida. Se trata de la misma Vida de Dios, de su amor que se nos entrega incondicionalmente. "El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo el que me come vivirá por mí". El que me come, quiere decir el que me hace suyo, el que se identifica con mi manera de ser, de pensar, de actuar, de vivir. Si Jesús es pan de Vida, no es porque lo podemos comer a él, sino porque nos capacita para dejarnos comer.

En la medida en que cada uno de nosotros hayamos hecho nuestra esa Vida, estaremos dispuestos a desvivirnos por los demás. Como la vida biológica, esta Vida es un "movimiento desde dentro". El salir de sí mismo e ir a los demás para potenciar su misma Vida, no debe depender de las circunstancias; es un movimiento que tiene su origen es esa misma Vida que se me ha comunicado y que no tiene más remedio que manifestarse en la entrega a lo otros, sin ninguna clase de distinción. El amor que nos pidió Jesús, está reñido con cualquier clase de acepción de personas. No estamos acostumbrados a tener este detalle en cuanta, y así creemos que es amor lo que no es más que recíproco interés o simpatía visceral.

Amar y servir al que me ama y sirve, no es garantía ninguna del amor cristiano. El ayudar al que puede ayudarte y ser amable con la persona que puedo necesitar, no es más que un sutil despliegue de egoísmo. Si no atendemos a este detalle en nuestras relaciones con los demás, fácilmente podemos creernos en la cima del cristianismo, simplemente porque somos capaces de sacrificarnos por aquellos de los que dependemos.