Padre Pedro Pierre
Eso es el gran mensaje de Navidad: “Los últimos serán los primeros”. A pesar de todo el consumismo y los adornos, Navidad quedará por siempre como la fiesta de los pobres, aunque no se lo celebre así en la mayoría de nuestras iglesias, y peor en los grandes restaurantes y centros comerciales.
El niño desamparado del pesebre de Belén siempre nos dirá que Dios se hizo débil y pobre para enseñarnos a través de Jesús por dónde está el camino de la felicidad. Pero todavía ni los pobres reivindican ni los ricos los dejan crecer en dignidad.
En nuestra Iglesia, desde siglos, el pueblo de los bautizados ha sido despojado de su responsabilidad, es decir, ser los protagonistas de la Buena Nueva de Jesús en todos los ámbitos. Hace 50 años el Concilio Vaticano II ha vuelto a declarar que la Iglesia era mayoritariamente de los pobres y para los pobres, tal como lo dijo el papa Francisco el día de su entronización en Roma. Por no entender este mensaje, la mayoría del clero sigue buscando y acumulando privilegios, fama y poder, mientras se alejan cada vez más los feligreses.
La Navidad nos invita cada año a volver a lo esencial: “¡Felices los pobres porque de ellos es el Reino de Dios!”. La Navidad es la vivencia colectiva de la pobreza digna, tal como lo empezaron a vivir las primeras comunidades cristianas: compartían todo cuanto tenían: cada uno tenía lo necesario para vivir. Esa es la pobreza que vino a vivir el niño de Belén: la sencillez, el compartir, la fraternidad, la justicia y, como consecuencia, la comunión con Dios. Esa es la verdadera dignidad de los seres humanos.
Ahora, si la vida no es digna, la dignidad es luchar para cambiarla. Tal es la misión de los pobres. Si los cristianos no lo hemos entendido, en nuestro tiempo, cada vez más los pobres, más conscientes y organizados, lo están descubriendo. “Ustedes son los mayores protagonistas de una nueva sociedad”, no deja de repetir el papa Francisco a las organizaciones sociales y los movimientos populares. ¡Que este espíritu navideño despierte en nosotros y nosotras!