MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

jueves, 8 de diciembre de 2011

SOBRE MONIGOTES Y FANTOCHES


Una vez más los heraldistas cargan contra una de las familias más conocidas y reconocidas de Lago Agrio por la quema en Nochevieja de los monigotes que representaban a los “gloriosos” Heraldos del Evangelio. Reconozcamos que, quizás, a algunas personas no les haya gustado que se haya utilizado un medio propio de nuestra tradición ancestral para expresar la disconformidad y la oposición a aquellos que en ese entonces dividían y maltrataban al Vicariato y al pueblo de Sucumbíos.

Olvidan que precisamente en nuestras costumbres los años viejos son una mezcla de ironía, crítica, queja y deseo de cambio. Se quema lo malo, lo viejo, lo que no sirve, para comenzar con nueva esperanza el año nuevo.


Comprendemos que no les gustara, que pensaran que era ofensivo, que hasta sintieran indignación… Lo que no entendemos, ni podemos aceptar es que emitan juicios de valor como el siguiente:

“Pero lo que pasó en Lago Agrio no fue apenas un hecho ofensivo a una persona, sino, fue un hecho injurioso contra toda una institución; sí, contra una institución que fue fundada no por cualquier hombre sino por el propio Dios, fue un hecho de rechazo contra la Iglesia Católica.”

Una vez más en frases como esta expresan su fundamentalismo, su falta de sindéresis y de un mínimo sentido de las proporciones. Está claro que de acuerdo a esto “ellos y sólo ellos son la Iglesia Católica”, ya que, cuando se les ataca, o se les confronta en sus prácticas e ideas, afirman que se rechaza a toda la iglesia. Al parecer sólo ellos tienen el derecho a calumniar, desafiar, amenazar,  hostigar y agredir,

Además, en lo que ya se pasan es en decir que se actuó contra  contra una institución que fue fundada no por cualquier hombre sino por el propio Dios”. Sinceramente, creíamos que, al menos hasta ayer, el fundador de esta secta fundamentalista era el infame Joao Scognamiglio Clá Dias y, que sepamos, a ese man nadie le ha nombrado Dios, salvo, quizás, algunos de sus propios sectarios.
Ciertamente, sentimos que lo mejor que se pudo hacer con los Heraldos era desenmascararlos como lo que son: auténticos fantoches.

Y, si por si acaso, no saben lo que esta palabra significa les damos las acepciones del diccionario de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.

Fantoche:
1.    Persona grotesca y desdeñable.
2.    Sujeto neciamente presumido.
3.    Persona vestida o maquillada de forma estrafalaria.
4.    Muñeco grotesco frecuentemente movido por medio de hilos.
5.    Monigotes.

Nuestros/as queridos/as lectores/as juzgarán cuáles de estas acepciones se corresponden con los “queridísimos y añorados por algunos/as” Heraldos.

Afortunadamente y gracias a Dios la quema de los Heraldos como años viejos se convirtió en profecía de su nulo futuro en Sucumbíos.