Todos los oportunistas políticos que se apoderaron del movimiento en pro de los heraldos y que ha desvirtuado el fin religioso y de sentimientos verdaderos del pequeño grupo de gente que se vio identificada con el dogma heraldista, no se han dado cuenta del mal que están causando ya que con su ejemplo de envidia, mentira, egoísmo y agresividad hacia sus prójimos han dañando las conciencias en formación de sus hijos y de los niños de Sucumbíos.
A futuro ¿cómo podrán reclamar actos de desobediencia o de violencia de sus propios hijos?, ¿que valor tendrán sus consejos si con sus actos han deformado las pequeñas conciencias de estos niños?.
El daño ya está hecho, pero todavía están a tiempo de enmendar sus acciones e iniciar la reconciliación con sus vecinos y amigos y retornar a la verdadera PAZ en la que vivíamos antes como buena gente de Sucumbíos.
No esperemos más y apliquemos el evangelio, solo con este ejemplo educaremos buenos hombres para el futuro y no sicarios que no les importa ni siquiera la vida de un ser humano.