MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

sábado, 13 de septiembre de 2014

La restauración oligárquica

 

Jorge Núñez Sánchez
Director de la Academia Nacional de Historia de Ecuador 

Al fin la derecha se ha sacado la careta y Guillermo Lasso, el líder del movimiento CREO, ha planteado sin ambages que lo que ellos buscan es “desarmar el andamiaje jurídico del Estado controlador”. Y el exministro de Mahuad propone hacerlo “de un solo tajo”, mediante la convocatoria a una nueva Asamblea Constituyente, que desarme pieza por pieza la estructura política montada por la Revolución Ciudadana.

Para un buen entendedor, ello significa que la derecha quiere eliminar la Constitución de Montecristi y toda la estructura legal derivada de ella, pero principalmente aquellas leyes que hoy evitan el regreso a los viejos tiempos de la parranda oligárquica, tales como el Código Orgánico Monetario y Financiero, la Ley de Mercado de Valores, la Ley Reformatoria para la Equidad Tributaria del Ecuador, la Ley Orgánica de Comunicación, la Ley de Aguas y el Código Orgánico Integral Penal.

La derecha neoliberal siempre ha mostrado al Estado como un monstruo que invade la vida privada de las gentes, coarta su libertad individual, refrena el desarrollo de las empresas y cobra impuestos al por mayor.

Ahora, bajo el eufemismo de “desmontar el Estado controlador”, lo que busca la derecha neoliberal, que lidera políticamente el banquero Guillermo Lasso, es que vuelvan los alegres días en que los banqueros gobernaban el Ecuador sin control alguno, usaban el dinero de sus clientes para engordar sus propios negocios, eran dueños de grandes grupos de medios de comunicación, y, para el caso de quiebra, tenían a su favor una ley que obligaba al Estado a pagar a los perjudicados, mientras ellos se iban a otro país a seguir con sus negocios y su alegre vida de ricos.

También buscan eliminar o reducir a su mínima expresión al Servicio de Rentas Internas, esa entidad que ahora cobra sin piedad los impuestos a los ricos, aunque sea embargándoles sus haciendas, yates, aviones y autos de lujo. Y seguramente quieren volver a sus felices tiempos de impunidad, cuando los únicos que pagaban impuestos eran los pobres empleados públicos y privados, mientras ellos, los oligarcas, recibían ‘escudos fiscales’ que los protegían del fisco y que eran, en realidad, bonos en beneficio de los ricos.

Quieren que vuelvan las ‘universidades de garaje’, negocio de políticos emprendedores, dejándoles a la UNE y al MPD el control de la educación pública, de modo que haya pastel para todos. Quieren que vuelva la burocracia dorada, su cómplice administrativa, que ganaba sueldos diez veces mayores a los de la pobre burocracia general. Y claro, quieren que las ‘momias cocteleras’ vuelvan a su elegante tarea diplomática, que incluía la firma de tratados inicuos mientras los militares patriotas morían en la frontera.

Ese es el país que la derecha añora y que cierta ‘izquierda bien vestida’ recuerda con nostalgia. El país de los casinos elegantes y los buenos cocteles, de los foderumas y los bonos para la pobreza. El país que fue quebrado en 1999 por los banqueros y sus cómplices.