Ketty RomoLeroux G.
keroleg@hotmail.es
En un comentario anterior nos referimos a las conflagraciones mundiales que vivió la humanidad en la primera mitad del siglo pasado. Y cómo, al desaparecer la Unión Soviética en 1991, EE.UU. monopolizó el poder mundial, creciendo los gastos militares vertiginosamente en los últimos años.
El problema de la guerra hoy en día es muy complejo, dado que las grandes transnacionales interesadas en la carrera armamentista la impulsan para alcanzar la superioridad militar y dominar el mundo.
Los cuantiosos gastos de guerra se incrementan sin cesar. Basta recordar que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta 1980, los países capitalistas los aumentaron de 24.000 millones de dólares a más de 400.000 millones, llegando en la actualidad a 1,86 billones de dólares.
En los inicios de la segunda mitad del siglo pasado, el mundo estuvo al borde de una nueva guerra mundial. Resulta que, a comienzos de 1962, Cuba y la Unión Soviética conocieron que EE.UU. preparaba una agresión militar contra Cuba. Ambos gobiernos acordaron instalar en el territorio cubano cohetes dotados de ojivas nucleares. Presidente de la URSS era Nikita Kruschov y fue él quien tuvo la idea de colocar las armas.
Así mismo, cuatro submarinos soviéticos, cada uno armado con un misil nuclear, se dirigían por las aguas del Caribe hacia las costas cubanas. Cuando fue informado el presidente Kennedy, inmediatamente ordenó el bloqueo militar a la isla y la movilización de las Fuerzas Armadas estadounidenses a nivel mundial. En Cuba, Fidel y su pueblo estaban seguros de que la invasión se produciría el 29 o el 30 de octubre. Mas, el 26 de octubre llegó la noticia de que los barcos soviéticos se retiraban de la costa de Cuba. Kruschov envió una carta a Kennedy haciéndole saber su disposición de retirar las armas nucleares a cambio de eliminar las medidas del bloqueo y garantizar la no invasión al territorio cubano. Esa misma noche Kennedy da la orden de suspender el bloqueo naval. La vida peligró. Habríamos muerto calcinados.
Lo más esclarecido del pensamiento humano condena las agresiones imperiales. Todos saben que los agresores poseen miles de veces más armas que los agredidos. Lo que obliga a intensificar la lucha por la paz.
Hoy, nuevamente estamos en el umbral de una guerra mundial. El presidente Obama está delineando la estrategia para, con el pretexto de combatir al grupo terrorista Estado Islámico, atacar Siria e Irak. Sin lugar a dudas será un nuevo tipo de guerra. Con armas de destrucción masiva que llevarían a la extinción de la civilización humana.
Con mucha razón, el papa Francisco, un incansable luchador por la paz, eligió el tema 'La fraternidad, fundamento y camino para la paz', como lema de la jornada mundial de la paz en este año. Porque comprende que el derecho a la vida y a la seguridad es el derecho primordial del ser humano. Así como el respeto a la autodeterminación de los pueblos y a la no intervención.
El problema de la guerra hoy en día es muy complejo, dado que las grandes transnacionales interesadas en la carrera armamentista la impulsan para alcanzar la superioridad militar y dominar el mundo.
Los cuantiosos gastos de guerra se incrementan sin cesar. Basta recordar que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta 1980, los países capitalistas los aumentaron de 24.000 millones de dólares a más de 400.000 millones, llegando en la actualidad a 1,86 billones de dólares.
En los inicios de la segunda mitad del siglo pasado, el mundo estuvo al borde de una nueva guerra mundial. Resulta que, a comienzos de 1962, Cuba y la Unión Soviética conocieron que EE.UU. preparaba una agresión militar contra Cuba. Ambos gobiernos acordaron instalar en el territorio cubano cohetes dotados de ojivas nucleares. Presidente de la URSS era Nikita Kruschov y fue él quien tuvo la idea de colocar las armas.
Así mismo, cuatro submarinos soviéticos, cada uno armado con un misil nuclear, se dirigían por las aguas del Caribe hacia las costas cubanas. Cuando fue informado el presidente Kennedy, inmediatamente ordenó el bloqueo militar a la isla y la movilización de las Fuerzas Armadas estadounidenses a nivel mundial. En Cuba, Fidel y su pueblo estaban seguros de que la invasión se produciría el 29 o el 30 de octubre. Mas, el 26 de octubre llegó la noticia de que los barcos soviéticos se retiraban de la costa de Cuba. Kruschov envió una carta a Kennedy haciéndole saber su disposición de retirar las armas nucleares a cambio de eliminar las medidas del bloqueo y garantizar la no invasión al territorio cubano. Esa misma noche Kennedy da la orden de suspender el bloqueo naval. La vida peligró. Habríamos muerto calcinados.
Lo más esclarecido del pensamiento humano condena las agresiones imperiales. Todos saben que los agresores poseen miles de veces más armas que los agredidos. Lo que obliga a intensificar la lucha por la paz.
Hoy, nuevamente estamos en el umbral de una guerra mundial. El presidente Obama está delineando la estrategia para, con el pretexto de combatir al grupo terrorista Estado Islámico, atacar Siria e Irak. Sin lugar a dudas será un nuevo tipo de guerra. Con armas de destrucción masiva que llevarían a la extinción de la civilización humana.
Con mucha razón, el papa Francisco, un incansable luchador por la paz, eligió el tema 'La fraternidad, fundamento y camino para la paz', como lema de la jornada mundial de la paz en este año. Porque comprende que el derecho a la vida y a la seguridad es el derecho primordial del ser humano. Así como el respeto a la autodeterminación de los pueblos y a la no intervención.