Recordar ese intento de golpe de fuerza aun nos duele. Como lo debe hacer cualquier memoria de una infamia. Tiempo en demasía para haber hecho justicia. Pero que difícil ha sido y es conseguirla. Desde el mismo momento en que a pocas horas: “se barrió y limpió”, todo el escenario de los crímenes y una actuación fiscal más que dudosa, cínica, encabezada por el anterior titular de esa función, de lamentable recordación. Quedan muchas dudas, mientras los responsables de los muertos, lesionados, golpeados, de los saqueos y destrucción siguen por allí tan campantes.
Resulta enervante la impunidad de los autores intelectuales del hecho faccioso, pues si bien los ejecutores directos de la violencia han estado a la vista de todos, hay que dar con los “cerebros” de lo que sucedió. ¿Quiénes son? A riesgo de forzar hipótesis, no parece muy difícil ubicarlos:
-La embajada norteamericana. Sin ninguna duda ocupa el primer lugar. La recuperación del territorio invadido con la “Base de Manta”; la renegociación y eliminación de la deuda indigna, que impidió que los “buitres” se sigan engullendo al país; la renegociación de los contratos petroleros y la nacionalización de las ganancias extraordinarias que se cargaban las petroleras; la cercanía a Hugo Chávez y el ALBA; la política internacional soberana… en fin motivos de sobra para que el imperio actúe.
-Los banqueros; las mafias que se repartían “las comisiones” por la importación de combustibles; las mafias del contrabando y la droga; los eternos morosos del Impuesto a la Renta...
-Las grandes oligarquías de Guayaquil y Quito básicamente, acostumbradas a hacer de todo lo que pertenecía a los ecuatorianos: “negocios propios”.
-Las mafias de “izquierda” que se comían por los pies el sistema educativo; las “ONGS” con plata gringa sin control alguno; los “lideres” indígenas convertidos en comensales del reparto privado… Tuvieron sus sayones en policías y militares formados para castigar y matar a su pueblo…
Pero hay un grupo y a esto se debe la ironía que titula esta nota, al que “todo el mundo teme”: LOS MEDIOS COMERCIALES DE COMUNICACIÓN.
Hace unos días el señor Fiscal General del Estado, don Galo Chiriboga, de actuación honesta sin duda, empeñado como esta en que se haga justicia, afirmo algo que nos parece que desdice de su labor: “..NO, NINGUN MEDIO DE COMUNICACIÓN VA HA SER ENJUICIADO…NINGUN PERIODISTA INVESTIGADO… “Lo dijo con expresión de enojo y fuerza de voz. Preguntamos ¿y porque? ¿Cuál es la corona que esta gente tiene, que le coloca sobre los demás ciudadanos? ¿No somos todos iguales ante la ley? En los meses, semanas y días previos a la intentona ¿quién calentó el ambiente entre los policías y militares? ¿Quién mañana, tarde y noche azuzo a la violencia? ¿No estuvieron ellos antes de que salga el sol el día del ataque “montando cámaras”, donde más tarde el Presidente iba a ser secuestrado?
¿No fue en Ecuavisa donde el prófugo Galo Lara anunció lo que se venía ante la complacencia de sus “entrevistadores”? ¿No fue Abad, el indigesto hablador de Teleamazonas quien “instruía” a su compinche Paredes a que no filmen el rostro de los agresores? ¿No fue este mismo Paredes quien anunció ”los contactos y decisiones” de altos oficiales militares de sumarse al golpe? ¿Será de gana que los amotinados “exigían” que sea solo Teleamazonas quien pueda entrar al Hospital que habían tomado reteniendo por la fuerza al Presidente? Y luego de su fracaso, todos estos años ¿no han sido estos quienes han hecho lo imposible para impedir que se haga justicia, minimizando lo que sucedió, hasta casi convencernos que allí nunca paso nada? ¿y que solo fue una fiesta de disfraces?.
Los “medios” son los “perros de presa” de la gran oligarquía, es obvio que el señor Fiscal como cualquier ser humano teme a los que muerden. Ellos son capaces de destrozar la honra, la familia, la vida cualquier persona. Tiene razón al temerles. Pero no es justo. No habrá verdadera paz, ni equidad, ni armonía, ni socialismo alguno, mientras estas empresas de la mentira sigan haciendo de las suyas sin recato. La sangre de los caídos el 30-S, el dolor incurable de sus madres, esposas, hijos, hermanos… las huellas grabadas en la carne de los lisiados, el derecho de todo un pueblo que fue violentado ese oscuro día, exige que se pida cuentas y se regule de verdad, a esos negocios politiqueros e inmorales, disfrazados de “medios de comunicación”.