Midrash de Evangelio-ficción para la homilía del 27 de enero (Juan Masiá, 25 de enero de 2013 a las 07:24)
(Juan Masiá).- El
rabino jerosolimitano Ananías Buscamante escribió en el portal InfoGalilea un
post contra Jesús titulado: "El Nazareno insulta a Isaías".
"Jesús, este jovencito recién llegado, se arrogó reinterpretar las
Escrituras. Acusó a Isaías por predicar un Dios castigador y, al citarlo, se
saltó una línea: la que anuncia ‘el día de la ira de Dios'. Este Jesús progre
presume de hermeneuta, se salta el castigo y solo habla de gracia y perdón. No
obedece al magisterio de la sinagoga", bramaba en su blog el infogalileo.
El fariseo Emeterio comentó en su blog: "Si Jesús piensa así,
debería salir de la sinagoga. Lo intolerable es que siga dentro y nuestros
sumos sacerdotes no le excomulguen".
Yusef Vidal, cronista de BD
(Biblia Digital), cabalgó desde Jericó para grabar la homilía. Lo cuenta así en
You Tube: "Jesús comentó a Isaías: ‘Dios de parte de los pobres. Dios con
nosotros cuando trabajamos por la liberación'.
El clan saduceo, espías del Yunke
fenicio, protestó pateando. Armaron jaleo desde las primeras filas los de Simón
Cireneo (popularmente llamados cirenaicos o cirene-quicos). Pero el record de
indignación fueron los escribas de Cafarnaúm.
"Parece mentira,
el hijo de José no le salió al padre, se contagió con los exaltados del
Bautista y los radicales celotes, hay que acabar con él", decían, y
corrían gritando tras Jesús para despeñarlo por el barranco.
Santiago y Juan se interpusieron a puñetazos y le dio tiempo a
Jesús para escapar a la grupa de Malena, que había pedido prestada una yegua a
un cliente legionario.
El médico escritor Lucas, en la edición
palestina de El País Semanal, describe así los hechos con su acostumbrada
sublimación para la posteridad:
Con
la rapidez de dejarse llevar en volandas por la fuerza del Espíritu (en griego,
"en te dynámei"), Jesús dio media vuelta y regresó
("hypéstrepsen") a su patria chica. La voz se corrrió imediatamente
por todos los móviles de Galilea. El hijo de María y José hablaba en las redes
sociales de la zona y todo el mundo se hacía lenguas de él.
Llegó
a Nazaret, donde se había criado y donde seguían viviendo su madre viuda,
amenazada de deshaucio por impago de hipoteca, con sus hermanos y hermanas
menores, que estaban en el paro por culpa de los recortes de Herodesjoy . El
sábado entró en la sinagoga, según costumbre, y se ofreció para leer. Le
entregaron el tomo de Isaías. Lo desenrolló, fingiendo pararse al azar en un
pasaje, que coincide justamente con el programa reformador del Galileo.
Dice
así el profeta:
El
espíritu del Señor no cesa de empujarme para que camine y hable.
Me
envía a dar una buena noticia a las víctimas empobrecidas,
a proclamar liberación para el pueblo aprisionado, a abrir puertas de claridad a quienes no ven la salida de las tinieblas,
a deshacer las ataduras del pueblo encadenado, a proclamar que ha llegado la hora favorable de recibir la gracia (Is 61,1-2).
a proclamar liberación para el pueblo aprisionado, a abrir puertas de claridad a quienes no ven la salida de las tinieblas,
a deshacer las ataduras del pueblo encadenado, a proclamar que ha llegado la hora favorable de recibir la gracia (Is 61,1-2).
Enrolló
el volumen, lo devolvió al sacristán y se sentó. Toda la sinagoga tenía los
ojos clavados en él, y empezó a comentar reinterpretando para hoy: ‘Hoy se ha
cumplido (peplérotai) la proclama del profeta, ha de hacerse realidad aquí y
ahora para vosotros ("en tois osín hymón").
Todo
el mundo se extrañó y se pusieron en contra, no les cabía en la cabeza esta
manera de leer las Escrituras, citando el discurso sobre la gracia y saltándose
las palabras sobre la ira. ‘¿No es el hijo de José? Pues no le ha salido a su
padre. ¡Qué vergüenza! Se pasó al socialismo.‘
Él
les repuso: A ningún profeta lo aceptan en su tierra...
Todo el mundo se puso furioso y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo y lo condujeron hasta un barranco, para despeñarlo.
Todo el mundo se puso furioso y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo y lo condujeron hasta un barranco, para despeñarlo.
Pero
él se abrió paso a codazos, pasó entre el gentío y con ayuda amiga pudo escapar
a la grupa de una yegua".
(Lc 4, 14-30).
(Lc 4, 14-30).