MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Santo Tomás Moro, patrono de los políticos




Padre Pedro Pierre

En este año 2016 se celebran los 500 años del libro relevante Utopía, de Tomás Moro, que ha marcado durante estos cinco siglos el pensamiento de los políticos humanistas y las orientaciones de la Doctrina Social de la Iglesia. En tiempo de campaña electoral es recomendable, por las grandes intuiciones de este pensador inglés.

Tomás Moro fue uno de los filósofos políticos más brillantes de su época: era abogado, traductor, poeta y llegó a desempeñar el cargo de canciller del rey Enrique VIII. Su obra de renombre universal le valió ser ejecutado por criticar el régimen monárquico de su época y los privilegios de las Iglesias, por denunciar el proceso inmoral de acumulación de bienes y riquezas como fuente de las desigualdades, la pobreza, las guerras. Promovía los ideales democráticos de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad.

Decía que el sistema social inglés creaba ladrones para luego castigarlos con la horca. Afirmaba que la sociedad debe ser regida por la política como defensora del bien común y no por la religión, que la política debía obedecer a la ética, que se debe avanzar en la participación ciudadana y la autogestión, que la propiedad privada debe transformarse en propiedad colectiva, que es necesario un sistema de seguridad social, que los magistrados y los sacerdotes deben ser elegidos por votación secreta…

Los actuales movimientos humanistas, socialistas, revolucionarios, ambientalistas se reclaman de este visionario por haber magistralmente interpretado los anhelos de lucha por un mundo más justo, libre y solidario. Por estos motivos se lo reconoció santo a los 400 años de su muerte y, en el año 2000, el papa Juan Pablo 2° lo nombró patrono de los gobernantes y políticos. Hoy, muchos centros educativos, universidades, parroquias, centros de formación llevan su nombre. Los movimientos populares de alcance mundial, continuando su sueño de “otro mundo posible, necesario y urgente”. En muchos países se levantan los ‘Indignados’, los ‘Ocupemos’, los ‘Sin Tierra’, los ‘De pie’…

En las Iglesias, Tomás Moro hizo descubrir que la pobreza no era voluntad de Dios, sino producto del egoísmo humano y de estructuras perversas. Por su parte, el papa Francisco pregona que los movimientos populares son los promotores fundamentales de un cambio de sistema económico y político, y anima a los jóvenes a ser protagonistas de una nueva sociedad.

A ver si -en este tiempo de campaña electoral- los cristianos y los hombres y mujeres de buena voluntad nos inspiramos en Tomás Moro para promover los derechos humanos, desentrañamos las causas de las injusticias, pobreza y corrupción, poner en marcha alternativas de vida digna, de alimentación sana y de relaciones equitativas.

Los tiempos actuales nos exigen organizarnos para hacer avanzar las utopías para que mañana sean realidades. Así confirmaremos las propuestas de Jesús de Nazaret por construir un mundo más acorde con el Reino de justicia, libertad y amor: por ese ‘otro mundo posible’ sí vale la pena dar la vida.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Diez lecciones posibles tras la destitución de DilmaRousseff


Leonardo Boff

Seguramente es pronto todavía para sacar lecciones de la cuestionable destitución que ha inaugurado una nueva tipología de golpe de clase vía parlamento. Estas primeras lecciones podrán servir a los que aman la democracia y respetan la soberanía popular, expresada por elecciones libres, y no en último lugar al PT y aliados. Los que detentan el tener, el poder y el saber que se ocultan detrás de los golpistas se caracterizan por no mostrar aprecio a la democracia y dejar de lado la situación de clamorosa desigualdad del pueblo brasilero.

La primera lección es alimentar la resiliencia, es decir, resistir, aprender de los errores y derrotas y darles la vuelta. Esto implica una severa autocrítica, nunca hecha con rigor por el PT. Es necesario tener claro qué proyecto de país se quiere implementar.

Segunda lección: reafirmar la democracia, la que gana las calles y plazas, contrariamente a la democracia de baja intensidad, cuyos representantes, con excepciones, son comprados por los poderosos para defender sus intereses corporativos.

Tercera lección: convencerse de que un presidencialismo de coalición es un fracaso, pues desfigura el proyecto e induce a la corrupción. La alternativa es una coalición de los gobernantes con los movimientos sociales y sectores de los partidos populares y desde ella presionar a los parlamentarios.

Cuarta lección: convencerse de que el capitalismo neoliberal, en la fase actual de altísima concentración de la riqueza, está hiriendo a las sociedades centrales y destruyendo las nuestras. El neoliberalismo atenuado, practicado en los últimos 13 años por el PT y aliados, permitió hacer la mayor transformación social de la historia de Brasil, mejorando la vida de casi 40 millones de personas, con el aumento de los salarios, facilidad de crédito, desgravaciones fiscales, pero en el fondo se ha mostrado insuficiente. Gran error del PT: no haber explicado nunca que aquellas acciones sociales eran fruto de una política de Estado. Por eso creó antes consumidores que ciudadanos conscientes. Permitió adquirir bienes personales, pero mejoró poco el capital social: educación, salud, transporte y seguridad. Bien lo dijo frei Betto: se generó «un paternalismo populista que se inició cuando se cambió el programa Hambre Cero, un programa emancipatorio, por el de Bolsa Familia, compensatorio; se pasó a dar el pez sin enseñar a pescar». En el actual gobierno pos-golpe, la política económica neoliberal radicalizada por ajustes severos, recesiva y lesiva de los derechos sociales seguramente va a devolver al hambre y la miseria a los que fueron sacados de ellas.

Quinta lección: es urgente dar centralidad a la educación y a la salud. El gobierno Lula-Dilma avanzó en la creación de universidades y escuelas técnicas. Un pueblo enfermo e ignorante nunca dará un salto cualitativo hacia una prosperidad sostenible.

Sexta lección: ponerse valientemente al lado de las víctimas de la voracidad neoliberal, denunciando su perversidad, desmontando su lógica excluyente, yendo a las calles, apoyando demostraciones y huelgas de los movimientos sociales y de otros segmentos.

Séptima lección: sospechar de todo lo que viene de arriba, generalmente fruto de políticas de conciliación de clases, hechas de espalda y a costa del pueblo. Estas políticas vienen bajo el signo de más de lo mismo. Prefieren mantener al pueblo en la ignorancia para facilitar la dominación y la acumulación y debilitan cualquier espíritu crítico.

Octava lección: es urgente proyectar la utopía de otro Brasil, sobre otras bases, la principal de ellas, la originalidad y la fuerza de nuestra cultura, dando centralidad a la vida de la naturaleza, a la vida humana y a la vida de la Madre Tierra, base de una biocivilización. El desarrollo/crecimiento, necesario para atender, no los deseos, sino las necesidades humanas, debe estar al servicio no del mercado sino de la vida y de salvaguardar nuestra riqueza ecológica. Concomitantemente urge hacer reformas básicas, de la política, de la tributación, de la burocracia, de la reforma del campo y de la ciudad etc.

Novena lección: para implementar esa utopía es indispensable una coalición de fuerzas políticas y sociales (movimientos populares, segmentos de partidos, empresarios nacionalistas, intelectuales, artistas e iglesias) interesadas en inaugurar lo nuevo viable, que de cuerpo a la utopía de otro tipo de Brasil.

Décima lección: ese nuevo viable tiene un nombre: la radicalización de la democracia que es el socialismo de cuño ecológico, por tanto, ecosocialismo. No el totalitario de Rusia ni el desfigurado de China que, a decir verdad, niegan la naturaleza del proyecto socialista. Sino el ecosocialismo que busca realizar potencialmente el noble sueño de cada uno: dar lo que puede y recibir lo que necesita, incluyendo a todos, también a la naturaleza.

Este proyecto debe ser implementado ya ahora. Como expresó la ancestral sabiduría china, repetida por Mao: «si quieres recorrer mil pasos, empieza ahora a dar el primer paso». Sin ello jamás haremos el camino hacia el destino deseado. La crisis actual nos ofrece esta especial oportunidad que no debe ser desperdiciada. Ella se da pocas veces en la historia y ahora es una de ellas.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

México. Ayotzinapa: la rebelión del dolor



José Arreola

RC.- La larga noche de Iguala dejó una huella indeleble en miles de mexicanos, especialmente en las familias de quienes fueron asesinados, heridos y desaparecidos. De entonces a la fecha, la actuación del gobierno federal sólo deja en claro que busca eliminar todo rastro de memoria colectiva al respecto. La “verdad histórica” de Murillo Karam, ampliamente difundida en los medios de comunicación y respaldada por el plagiador de Atlacomulco, pretendió imponerse en el imaginario de la sociedad mexicana. A través de una avalancha de mentiras, cuya soberbia y cinismo son la impronta de un modus operandi aplicado también en contra de las diversas manifestaciones de movilización social, buscó sepultar cualquier otra versión o línea de investigación que pusiera en entredicho el libreto oficial. Éste se basó en las supuestas evidencias y declaraciones de “sicarios” implicados en el operativo contra los estudiantes de la Normal Rural “Isidro Burgos”.

El objetivo principal fue, gradualmente, deslindar de toda responsabilidad a los altos mandos militares y gubernamentales que tuvieron conocimiento del ataque contra los normalistas de Ayotzinapa y el equipo de futbol Los Avispones. Más aún: se trató de sembrar la confusión acerca de la presencia de los normalistas en Iguala. Se pasó de asegurar que estuvieron ahí para protestar contra José Luis Abarca, entonces alcalde de esa localidad, a señalar que el operativo fue orquestado y llevado a cabo por narcotraficantes al “confundir” a los normalistas con una banda rival. Incluso se llegó a sugerir la posibilidad de un vínculo directo de alguno de los normalistas desaparecidos con el “crimen organizado” (argumento que, dicho sea de paso, se desarrolló en el triste panfleto cinematográfico dirigido por Jorge Fernández Menéndez). La tesis central de la “verdad histórica” es que los normalistas, luego del operativo que bloqueó nueve puntos cercanos a Iguala, fueron conducidos al basurero de Cocula y ahí se les incineró en una gran pira.

Sin embargo, la movilización social encabezada por los familiares de los 43 normalistas no sólo puso en entredicho la versión oficial, sino que abrió la posibilidad de una investigación seria, profesional y comprometida con la verdad que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) realizó pese a la campaña de linchamiento en su contra. El GIEI generó a través de entrevistas, búsqueda de archivos y actas declarativas dos informes en torno al caso. El segundo informe es, por la ampliación de los testimonios, y el acucioso contraste de éstos, la reconstrucción de los hechos, la búsqueda y análisis de los expedientes, el documento más importante en la batalla por la verdad y la justicia; asimismo, se trata de un valioso texto que echa abajo, una a una, las tesis institucionales. Por esa razón, puede comprenderse la furibunda campaña contra el GIEI. El segundo informe muestra cómo, de manera sistemática, mandos medios y altos de policías y militares de Guerrero han ocultado información o mentido acerca de lo que sucedió el 26 de septiembre de 2014. Además, señala las contradicciones de la “verdad histórica” y pone énfasis en la reconstrucción de los hechos que, durante horas, ocurrieron en Iguala con participación de policías municipales, estatales y efectivos del ejército. En otras palabras, deshilvana la actuación del Estado mexicano, no sólo en torno al operativo del 26 de septiembre, sino también en su posterior accionar durante las pesquisas.

El GIEI demostró que el cansado Murillo Karam y la gris Arely Gómez, como representantes del gobierno federal y del Estado mexicano, han sido los responsables de la estrategia institucional en torno a Ayotzinapa. A lo largo de sus más de 500 páginas, el segundo informe del GIEI desglosa no la incapacidad del gobierno plagiador de Peña Nieto para resolver el caso, sino la obstrucción y la negativa del acceso a la justicia. Es decir, desenmascara el objetivo primordial del gobierno mexicano: el plan del silencio, el desprecio y la protección de los responsables intelectuales y materiales del operativo. La actuación de Tomás Zerón como director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) es quizá la muestra más clara de dicha estrategia. Zerón se convirtió en el brazo fuerte de Murillo Karam y fue, a la sazón, el artífice directo de la “verdad histórica”; es acusado de ser el responsable de fincar pruebas y obstruir otras investigaciones como el caso Paulette, y en lo que respecta a Ayotzinapa por mentir deliberadamente sobre haber sido acompañado por una escolta de la ONU al momento de realizar una diligencia. [1] Su reciente nombramiento a una esfera superior habla del peso que ejerce y, sobre todo, de la importancia de cuidar la verdad que han construido con mentiras.

El caso Iguala será, por siempre, la mancha de sangre que hará recordar la administración de Enrique Peña Nieto. En 2006, como gobernador del Estado de México, el sino diazordacista del alumno predilecto de la Universidad Panamericana salió a flote asumiendo la responsabilidad de los acontecimientos en San Salvador Atenco; hoy día la huella de Ayotzinapa lo persigue. Mientras se obstina en silenciar los reclamos de justicia y en amortiguar, mediante remociones en cargos y enroques en sus secretarías, el descontento social a través del slogan que acuñó para su cuarto informe presidencial, “lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho”, lo único cierto es que la herida de Ayotzinapa sigue abierta. Con la campaña en los medios masivos de comunicación, el plagiador de Los Pinos busca, en el fondo, imponer una “verdad histórica” que “cuenta mucho”, pero la tenacidad de los normalistas de Ayotzinapa, el incansable trajín de las madres y padres de familia, y el dolor de los estudiantes asesinados, de los futbolistas de Los Avispones y de miles de mexicanos generan un clamor que no calla.

México no es el mismo desde el 26 de septiembre de 2014. La rebelión del dolor que ahí se inauguró no cesa, por más que lo intenten desde las esferas del poder político en México. Se cumplirán 24 meses, largos, sinuosos, sin nuestros compañeros. El movimiento social de nuestro país, en sus más disimiles expresiones, tiene una nueva oportunidad para no dejar solos a los padres, para cerrar filas y generar la mayor discusión posible de una necesidad de cambio real en el país. Estamos, como en el libro que narra la vida de nuestros compañeros antes del fatídico 26 de septiembre, en La travesía de las tortugas; en la lenta marcha por la verdad, la memoria y la justicia que llegará pese al dolor. ¡Vivos los queremos! 

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Nota: [1] Para un análisis al respecto, vale la pena la aportación de Ricardo Raphael “El infame ascenso de Tomás Zerón”, disponible enhttp://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/columna/ricardo-raphael/nacion/2016/09/19/el-infame-ascenso-de-tomas-zeron, consultado el 19 de septiembre de 2016.

CALPU

martes, 27 de septiembre de 2016

Colombia, polarizada por un plebiscito


 
Gustavo Pérez Ramírez

Con el triunfo del Sí en el plebiscito del próximo 2 de octubre, lo que se espera obtener es la consolidación de la transformación de la guerrilla de las FARC en una organización política, que deja las armas para la implementación de la agenda acordada, lo que en sí es un gran avance, aunque incompleto, pero perfectible. Es un gran triunfo para todos, que nunca más se utilicen armas en la política. A su debido tiempo se tendrá que recurrir a una Constituyente para dar fundamento a la nueva sociedad que se construya, haciendo posible la verdadera paz con justicia social y equidad.

De ahí que estén desenfocadas, si no malintencionadas, las campañas que se adelantan a favor del No, argumentando que quedarían en la impunidad algunos de los peores criminales de la historia. Se olvida, en primer lugar, que se ha establecido una justicia transicional, que permite actuar responsablemente hacia la paz y que implica castigo para los más responsables, tanto de las guerrillas como de los militares, por sus crímenes de guerra. Asimismo, el acuerdo final del Gobierno y las FARC contempla la creación de la Comisión de la Verdad, que guiará en la reparación de las víctimas.

Y no puede hablarse solo de las FARC, como si fueran las únicas responsables. Destacamos que la violencia de Estado fue protagónica a nivel causal, enraizada profundamente desde decenios antes, ha estado incidiendo en el conflicto durante todo el recorrer de los años y estaba presente al otro lado de la puerta que se abrió el 28 de agosto, en espera de que se la solucione (piénsese en la Guajira, en El Chocó, Buenaventura, etc.).

Es la segunda vez que en Colombia se recurre a la figura jurídica del plebiscito para refrendar acuerdos importantes. La primera vez fue en 1957 que estableció el Frente Nacional, en el que culminó una guerra entre los dos partidos tradicionales, conservador y liberal, y que condujo al reparto por 16 años de la alternancia del Gobierno y consolidación de hegemonías políticas.

El actual plebiscito no tiene nada que ver con el primero, pero puede parecerse, si la paz de la que tanto se habla no es con justicia social. Por lo tanto, deberá conducir a una reorganización del Estado y de la vida política sin exclusiones.

Se requiere, entonces, una campaña trasparente enfocada a lo que el plebiscito pretende lograr, para dar el segundo paso. Que la guerrilla abandone la vía armada y atraviese el umbral de la puerta que se ha abierto para comenzar la construcción de la paz con justicia social.

A propósito: Para el 26 de septiembre, día en que se firmará la paz en Cartagena de Indias, se está maquillando aún más la ciudad, la del turismo y de las clases pudientes; la otra, la más populosa, que empieza donde termina el asfalto, sigue olvidada con ínfimas coberturas de acueducto 4% y de alcantarillado 2%, siempre a la espera de soluciones estructurales. ¿Podrían las delegaciones del Gobierno y de las FARC programar un acto en uno de esos barrios, para informar de las soluciones estructurales que conduzcan a la verdadera paz con justicia social?

lunes, 26 de septiembre de 2016

Renovemos la campaña electoral



Padre Pedro Pierre

Para calificar la actual campaña electoral de la oposición al Gobierno no faltan los calificativos: aburrida, débil, insignificante, vergonzosa, descalificadora, verdadera tomadura de pelo,… por culpa de una mayoría de candidatos nulos, ridículos, irrespetuosos, sin interés, mentirosos, calumniadores, de bajo nivel,… Nos merecemos más.

¿Por qué tan poca cultura y contenido? Las razones son varias y provienen de distintos horizontes. Los que se promocionan son los mismos de siempre. Unos se cambian de camiseta y otros de ‘camioneta’. La mayoría busca poder personal e interés financiero. En este decenio que pasó no hubo personalidad que destaque por luchar por un proyecto de sociedad que nos humanice, profundice la convivencia, promueva una cultura que nos identifique. La propuesta indígena del Bien Vivir se ha ido diluyendo con el pasar de los años y los coqueteos de dirigentes indígenas con la derecha más recalcitrante del país y explotadora secular del mundo indígena -como Auqui Tituaña, Lourdes Tibán, Salvador Quishpe, Marcelino Chumpi y otros- no hacen más que descalificarse y perjudicar al movimiento indígena.

Esta derecha rapaz no acepta que se le haya quitado la mamadera del dinero robado por todas partes. Po eso no tiene discurso ni proyecto, sino lo que siempre soñó mintiendo y quiere volver a recuperar el poder político a toda costa, hasta casarse con el diablo. Para pintarse de internacionalistas, buscan unirse al nivel latinoamericano: Cynthia Viteri con la derecha venezolana y Jaime Nebot con el chileno Piñera… a fin de aprender a tumbar gobierno con caras constitucionales y patrañas democráticas.

La mayoría de los grandes medios de comunicación nos mantienen en un analfabetismo político interesado, porque saben que un pueblo sin educación y embobado por las telenovelas, el afán de consumo y una cultura de la superficialidad es preso de una manipulación fácil. Nueve años de gobierno no han logrado formar unas escuadras de líderes barriales y populares formados con sentido crítico, capacidad de liderazgo y carisma de organización. El viento de la moda y del aprovechamiento lleva hacia el mejor postor que regala golosina envenenada.

Como ciudadanos que somos, tenemos que analizar la situación de nuestro país. ¿Qué es lo que ha avanzado? ¿Qué es lo que se ha detenido? ¿Cuáles fueron los errores? ¿Dónde están los desafíos? ¿Cuáles son las organizaciones que hay que fortalecer para profundizar lo que nos parece positivo, denunciar lo que no ha funcionado, aprender a ponernos metas, trabajar por todo lo que nos permite vivir mejor, convivir armoniosamente y comulgar con la naturaleza? ¿Lograremos entender mejor la política, la economía, las ideologías, las utopías, el poder popular…? Solo unidos, reunidos y activos lo iremos logrando poco a poco y cada vez más.

Como ciudadanos de a pie, mucho podemos hacer para que esta campaña electoral sea la oportunidad de adueñarnos de lo que es nuestro: el destino de nuestro país. “¡Aprendan -decía Jesús de Nazaret- a discernir las señales de los tiempos!”.